La barba nunca pasa de moda. Se trata de un complemento estético con el que es imposible fallar: te quedará bien y te dará rollo tanto si eres un hípster de Malasaña como si eres un reputado autor del S. XIX. Con motivo del Día Mundial de la Barba, celebrado cada primer sábado de septiembre, hemos hecho un análisis a conciencia de nuestro catálogo para traeros las cinco mejores barbas de la historia de la literatura.
Walt Whitman
Son muchas las razones por las que la barba de Whitman merece estar en nuestro ranking, pero hay una que destaca por encima de todas las demás: se trata de una barba llena de mariposas. Esas fueron las palabras que eligió Lorca para homenajear a Whitman, a quien le dedicó estos versos en su poema Oda a Walt Whitman:
Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza
Charles Dickens
La barba del autor de Grandes esperanzas empezó siendo un poblado bigote que, poco a poco, dio lugar a una de las barbas más peculiares de su época. Dickens era una de las figuras clave de la sociedad victoriana, y probablemente consideró que necesitaba una barba que llamase la atención, una barba a la altura de su estatus social. Sin duda lo consiguió y, de hecho, marcó tendencia digna de influencer, porque no tardaron en surgirle imitadores.
Herman Melville
Melville siempre dedicaba largas descripciones a las barbas de sus personajes, ¡y no nos extraña! La forma cuadrada de la suya nos deja claro que el autor estadounidense se tomaba muy en serio el cuidado de la barba.
Julio Verne
La distinción y elegancia de la barba de Verne son un sí rotundo. Estamos ante una barba de sobresaliente, que sin duda merece un segundo puesto en nuestro ranking, solo superada por la barba de...
Lev Tolstoi
Es imposible imaginarnos a Tolstoi sin una gran mata de pelo en la cara y, por eso, la barba del autor ruso, tan monumental como cualquiera de sus clásicos ,es nuestra barba ganadora. Al igual que sus historias, la barba de Tolstoi es densa y compleja, y en ella encontramos una de las grandes señas de identidad del autor más importante de la literatura rusa.