Oscar Wilde fue un autor irlandés de un ingenio verbal solo comparable con Shakespeare. Creció en un ambiente culto: su padre era un eminente cirujano que además, publicó libros de arqueología y folclore; su madre era poeta y experta en los mitos celtas. De joven viajó por Italia y Grecia y desarrolló una teoría estética, que defendía el arte por el arte. Su obra abarca diferentes géneros y registros, pero siempre con la marca de la casa: una brillante inteligencia, unos diálogos punzantes y una mirada crítica a la sociedad. Solo escribió una novela, _El retrato de Dorian Gray_, un clásico casi inmediato en el que Wilde hizo una relectura muy personal e ingeniosa del mito de Fausto. Además, fue un aplaudido dramaturgo: entre sus obras teatrales destacan _La importancia de llamarse Ernesto_ y _El abanico de Lady Windermere_. También escribió cuentos infantiles como _El príncipe feliz,_ relatos de fantasmas, como el popular _El fantasma de Canterville_ y numerosos poemas, entre los que destaca el desolador _Balada de la cárcel de Reading_.